¿Cuánto más puede durar el tipo de cambio oficial? O puesto en otros términos, ¿puede el gobierno resistir y evitar una devaluación?
Las cuitas de empresarios son varias pero se concentran desde hace dos semanas en las trabas para importar. Hay dos filtros: por un lado el BCRA con las regulaciones impuestas para el acceso al MULC (declaraciones juradas, coincidencia entre despacho de importación y pago, virginidad en el “contado con liqui” y dólar Bolsa) y por el otro, el Ministerio de Producción, a cargo de Matías Kulfas. Desde esa repartición se bendice a los importadores. Aquellos que quieren ingresar al país bienes de consumo final, una herejía, se les está autorizando sólo el 10% de lo que solicitan. Aquellos que importan bienes intermedios, un grado menor de pecado, se les da luz verde por el 40% de lo requerido en promedio. Los porcentajes varían según varios factores. La escasez de dólares en el BCRA se refleja en las reservas netas, estimadas en u$s 8.900 millones.
El problema que tienen algunas grandes empresas es que pueden entrar en un default comercial al no poder pagar lo ya despachado al país. Desde el gobierno les responden con una sola frase: “usen los dólares que tienen en el exterior”, los cuales no existen en varios casos. En otros, los bienes a importar son claves para mantener la producción por lo que sin ellos, deben cortar la actividad fabril. En el BCRA, el dólar es el centro del universo. El análisis del mercado les reportó antes de la circular 7030 con el super cepo, que sólo 38 empresas habían comprado u$s 1.000 millones por lo que fueron contra esa secta, muchas ellas, automotrices.
En conversaciones con clientes, el economista Ricardo Arriazu, uno de los más respetados de la plaza, aseguró que el dólar oficial puede ser administrado en el actual esquema hasta fin de año. Ello es fruto del superávit comercial que aún muestra la economía doméstica. Algunos empresarios no son tan optimistas y ven que ese plazo se acorta y llega sólo a los 3 meses en el mejor escenario. Obviamente depende también de otras variables.
En el BCRA miran en ese sentido a Martín Guzmán y su demorada renegociación de la deuda. Un acuerdo con bonistas sin dudas dará oxígeno al mercado cambiario. El contexto internacional también juega su rol con dinero que viene ingresando desde hace tres semanas a los mercados emergentes, algo que puede extenderse algunas semanas más. Uruguay fue la noticia esta semana al emitir deuda en dólares y en pesos por el equivalente a u$s 2.000 millones. En una emisión al 2031, el país vecino obtuvo la tasa en dólares más baja de su historia, de tan sólo 2,5%. Estar en default, con la superabundancia de dólares en los mercados financieros es el pecado original económico de la Argentina hoy.
Los tiempos se acortan para Martín Guzmán y por ende para Alberto Fernández, fiel defensor y sostén del ministro. El 30 de junio vencen Discount por cerca de u$s 570 millones. Usando el mes de gracia, tiene hasta el 30 de julio para pagar. La diferencia con los Globales 2021, 2026 y 2046 que ya están en default desde el 22 de mayo es que estos Discount poseen condiciones de emisión más favorables para los acreedores para que inicien la batalla legal. Precisamente esas cláusulas son las que están en discusión hoy en la negociación con fondos norteamericanos.
Los nuevos bonos argentinos que se emitan en un eventual acuerdo, ¿deben tener los cláusulas de los Exchange Bonds surgidos en los canjes de 2005 y 2010, o deben tener la de los Macri bonds, más favorables al país qué reestructura? El FMI y hasta el G20 impulsan que los bonos soberanos deben contar con cláusulas como la de los Macri bonds o sea la de los Globales. En una entrevista con Marcia Dell’Oca en La Política Online, quien fuera representante de EE.UU. ante el FMI, Mark Sobel, explicó hace dos días la importancia de esta discusión.
Los tenedores de los Discount hoy son fondos que no dudarán en iniciar la batalla legal si antes del 30 de julio no hay acuerdo. Los integrantes del Grupo Ad Hoc, BlackRock, Fidelity y otros, son menos agresivos en ese sentido, más allá de las menores facilidades que tienen los papeles que poseen para litigar.
Algunas declaraciones recientes de Alberto Fernández aumentan la preocupación. Señaló que en 2005 la negociación de la deuda demoró casi un año y además dijo que “igual a la Argentina no le van a prestar después de un acuerdo”. En el primer caso, es cierto que el acuerdo demoró un año pero la Ciudad de Buenos Aires lo cerró en tres meses. Además Roberto Lavagna en 2005 no cerró el default dado que los fondos buitres y otros acreedores quedaron fuera. Es cierto que la Argentina difícilmente sea sujeto de crédito inmediatamente tras un acuerdo. Sus números fiscales y monetarios espantan inversiones. Pero el problema principal lo tendrían empresas que sí podrían emitir deuda con un acuerdo del país con bonistas. ¿Qué pasará con YPF por ejemplo que tiene un vencimiento por u$s 1000 millones en marzo?
Todo vuelve así al casillero original. El BCRA espera un acuerdo de Guzmán con bonistas para que ceda la presión sobre el dólar oficial. Pero ese efecto puede ser efímero. El tipo de cambio de nuevo, está en el centro del universo. Y aunque no lo desee el gobierno, “eppur si muove” como diría Galileo, contrariando los planes oficiales al respecto.
La entrada ¿El Gobierno puede evitar una devaluación? se publicó primero en La Crítica.
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