12 cuentos, 12 narradoras del NOA, 12 oportunidades para sumergirse en temáticas y narrativas tan cercanas y tan diversas a la vez. Esa es la propuesta de “Casas remotas”, nuevo lanzamiento de la editorial independiente Falta Envido que alimenta el intenso ritmo de publicaciones impuesto por la literatura tucumana durante los últimos meses.
Con edición de Zaida Kassab y prólogo de Liliana Massara, el libro reúne relatos de escritoras nacidas en esa franja que va desde los años 80 hasta principios del siglo XX: Lourdes Albornoz, María José Bovi, Diana Beláustegui, Melisa Ortiz, Pamela Zamora Bevaqua, María Soledad Bustos, María Silvia Diaco, Paula Bustos Paz, Deborah Barrionuevo, Lucía Rosario Lastero, Mónica Gray Almonacid y Luciana Lázaro.
Tres de ellas -la tucumana Soledad Bustos, la santiagueña Beláustegui y la riojana Barrionuevo- hablan sobre los cuentos que aportaron a la antología, brindan precisiones acerca de los caminos que están recorriendo con la escritura y se sumergen en este diálogo que Falta Envido les propuso a las narradoras de la región.
– ¿Cómo germinó la idea del cuento? ¿Y cómo fue el proceso de escritura?
– Soledad Bustos (autora de “Cervecería artesanal”): el texto surgió inspirado en la incomodidad. Estaba algo obsesionada por lo incómodas que me parecían las banquetas de las cervecerías artesanales. De pronto estaban tan de moda que la salida obligada tenía que incluir cerveza artesanal y, para mí desgracia, este estilo de diseño industrial me resultaba poco amable para pasar el rato. En un monólogo mental que mantuve contra ellas, este texto fue tomando forma y luego pasó por la instancia de compartirlo en el taller de escritura del cual participo (dirigido por Martín Aguiérrez). Recibir los comentarios de mis amigos me ayudó a trabajarlo y me dio la confianza para presentarlo cuando surgió la convocatoria para narradoras del NOA.
– Diana Beláustegui (autora de “Sin dormir”): la idea surge de una experiencia propia. Mientras esperaba el colectivo un sábado a la siesta, sola, en la inmensidad de una avenida que se cocinaba a 50.000 grados de sensación térmica a la sombra, se me acercó un hombre y disparó cerca de donde estaba parada (utilizando como arma sus propios dedos). Luego de realizar el disparo me miró y me dijo: ‘tené cuidado que no logré matarlo’. Ni bien subí al colectivo comencé a escribir “Sin dormir”.
– Deborah Leonor Barrionuevo (autora de “Jaro”): “Jaro” empieza con la siguiente frase: “Tres días tuve el cadáver del gato”. Y esa fue la idea que hizo nacer el relato. Pensé en las eventualidades que le podrían pasar a alguien para llegar a tener tres días el cadáver de su gato, esperando por ser enterrado. Comencé a imaginar estos obstáculos y se fue transformando en un relato de decadencia, donde el personaje se torna miserable y desdichado. Tuve la idea de que estos eventos jugaran con lo casual-causal. Y quitarle a este personaje lo que, en el mundo actual, consideramos los “trofeos” fue lo que me movió. No quiero hacer mucho spoiler, pero por ejemplo, el primer trofeo que desaparece de su panorama es el trabajo y, junto a eso, su estatus. Creo que “Jaro” pasó por todo ese proceso.
2) ¿Cuáles son los géneros que transitás con mayor comodidad y de qué manera los abordás?
– SB: estoy en un tiempo de aprendizaje, ya que no hace mucho que comparto mis producciones. El cuento es mi género favorito y suelo decantar por el realismo. A veces las ideas surgen por alguna situación que vivo o que le sucede a alguien cercano. Suelo escribir en el celu, sobre todo cuando viajo en colectivo, me resulta inspirador ver la gente en la calle, las historias del barrio, situaciones cotidianas. En el ámbito del taller al que asisto me dejo llevar por las consignas, generalmente parto de un lugar para terminar en el polo opuesto. Escucho mucho los consejos que recibo a la hora de corregir, sin dejar de lado lo que yo quiero expresar. También escribo poemas y compuse un par de canciones.
– Beláustegui: la narrativa orientada hacia el terror es el género en el que me manejo con mayor comodidad. Nunca pretendo encasillarme, mi narrativa se desliza hacia esos rincones sin que la provoque, sólo me dejo llevar a la hora de escribir. El cuento se aborda desde una idea que ronda. No una trama concreta, sino más bien un esbozo que va tomando forma a medida que los párrafos surgen. Cuando me siento a escribir nunca sé en qué terminará el cuento.
– Barrionuevo: no estoy segura de hablar de géneros. Creo que más que géneros, me gusta hablar de temáticas. Tengo dos corrientes en este sentido: una es escribir con el germen del fantástico, es decir, relatos que tengan en su desarrollo algún elemento que no puede ser explicado con la lógica y que no son necesariamente realistas, aunque sí verosímiles en la imposibilidad. La segunda es una especie de terror, si le queremos llamar así, que tiene que ver con las bajezas humanas, con lo miserable, con la hipocresía, con la ira y la violencia. Hay relatos que he escrito que no me gustan, que son muy fuertes para mí. Siempre digo lo mismo: no hay nada más terrorífico que el ser humano. Creo que el humano es una fuente de eventualidades y violencias y trato de tomar eso en mi escritura, siempre con el toque realista.
– ¿Qué rasgos pueden unir y cuáles pueden diferenciar a 12 escritoras de distintas provincias del NOA, como las que integran esta antología?
– SB: si bien las 12 representamos una voz regional, esta conjunción rica y polifacética está imbuida de paisajes diferentes, tonos y experiencias diversos. Representa la riqueza de voces que hay en las escritoras del NOA y seguro será un aliento para otras escritoras que se encuentran transitando el proceso creativo y el desarrollo de una voz propia.
– Beláustegui: todavía no leí el libro, así que no sé qué tipo de narrativa abordan las escritoras. Los rasgos que unen a 12 escritoras pueden ser tantos como los que nos diferencian. Cada una tiene un sello único que se forja desde el inicio: con las lecturas que nos nutren, hasta la forma de experimentar la escritura y exponerla en un papel. Las variables seguro serán innumerables porque las voces así lo exigen, porque las idiosincrasias y las vivencias también nos diferencias y nos unen.
– Barrionuevo: el primer rasgo que nos une, seguramente, es el querer contar. Creo que todas tenemos historias que queremos hacer llegar a todes y que muevan en el otre alguna fibra. No estoy segura de si mueven positivas o negativas pero mueven. También creo que nos une un aquí y un ahora, un empoderamiento de la palabra geográfica. Una fuerza, una pulsión de querer que nuestra voz llegue a todos los rincones. ¿Qué nos diferencia? La variedad de temáticas y formas de abordar, precisamente, este aquí y ahora tan vasto y que sigue ganándole a la ficción. Existen ciertos tópicos que unen también estas historias, de una u otra manera: el lugar que habitamos, las redes sociales, las diferentes formas que toman las relaciones interpersonales, las problemáticas sociales que se inmiscuyen y forman un todo complejo de dicotomías y paradojas. Podría enlistar muchísimas más temáticas, pero de algo estoy segura: en “Casas remotas” encontrarán una variedad increíble, trazada desde diferentes voces y procesos. Estoy contenta de formar parte de esta gran antología de mujeres, golazo para nuestro NOA.
FuenteLa Gaceta
La entrada Cuentos para disfrutar a 12 escritoras del NOA se publicó primero en La Crítica.
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