Desde el boom que significó el arribo de los carpinchos a las redes sociales como consecuencia de su aparición en Nordelta, hay mensajes que se repiten sin cesar entre los internautas: “quiero uno en casa”, “seamos sinceros: ¿quién no querría tener un carpincho?”, “parecen tan tiernos”. Y no, los carpinchos no son mascotas.
Si bien los usuarios apoyan este animal en su “lucha” por su hábitat, la viralización del roedor también ha traído consecuencias negativas: la mascotización es la más grave. “El problema de las redes es que se tergiversa un poco la finalidad de las cosas. Obviamente, conocer el carpincho te invita a protegerlo, a querer cuidarlo… pero muchas veces, ese querer conocer algo y su contexto te anima a decir ‘yo quiero tener uno así en casa’, y este tipo de memes, bromas o campañas, minimiza la gravedad o el impacto que tiene la mascotización de la fauna silvestre”, resume Thania Moreno, bióloga de la División de Fauna Silvestre de la Dirección de Flora y Fauna. “Se desvaloriza el problema y pierde fuerza el impacto de la mascotización, y eso sucede con cualquier animal. Este tipo de fenómenos genera eso”, advierte la especialista.
En realidad, el problema de mascotizar la fauna silvestre no sólo existe en Argentina, sino en el mundo. ¿Un caso cercano? El de las tortugas. Y si queremos ir más lejos, podemos googlear sobre los pangolines, el mamífero más traficado del mundo.
Este tipo de movimientos, que visibilizan, acercan e incluso humanizan a los animales silvestres, terminan por cercenar sus derechos y reducir su especie y su vida como parte de un ecosistema, a simplemente una mascota, una compañía para el humano.
“Hay que aprender a convivir con la fauna que nos rodea, que es mucha y muy diversa, pero sin mascotizar: hay que aprender a respetar el espacio y el lugar en el que tiene que estar la fauna silvestre, más allá de los memes y las bromas”, invita la especialista.
La gravedad del hecho
Que los carpinchos “invadan” Nordelta, muestra que su situación actual no es la más favorable: “si el carpincho se acerca al country es porque no tiene recursos afuera”, alerta Moreno.
Por supuesto que en las redes sociales lo único que importa es la viralización: hacer un meme, compartirlo, reírnos y formar parte de la comunidad. Eso es todo.
En esta carrera por conseguirlo, nadie se detiene a pensar en la otra cara de la situación de estos animales, ahora desprotegidos, y cómo la mascotización modifica para siempre la forma de vida de los animales. Aparecieron, de hecho, imágenes de carpinchos mascotas, durmiendo en camas o tomando mate, lejos de su hábitat, al que, si logran volver, no sabrán como enfrentar.
FuenteLa Gaceta
La entrada La otra cara de la viralización y los memes de los carpinchos se publicó primero en La Crítica.
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