“Hay que quemar poesía”, argumentó Raúl Galán. Y fue este ardor, el ímpetu de la juventud, lo que hizo de La Carpa un fenómeno cultural rápido, trascendente y fundamental en el campo literario argentino. Un colectivo de escritores de la NOA, reunidos en Tucumán, alrededor del cual giraba un micromundo de artistas, intelectuales y simpatizantes de la causa. Pero esa huella marcada por La Carpa, tan profunda, carecía de mirada unificadora y del récord total de su producción. La Facultad de Filosofía y Letras (UNT) aceptó el desafío y Soledad Martínez Zuccardi se sumergió en un trabajo de arqueología documental hasta armar el rompecabezas. Aquí está “La Carpa-Cuadernos y Boletines de 1944”, que es, nada menos, la obra completa del grupo reunida en un solo volumen.
“¿Qué era La Carpa? Un grupo de jóvenes amantes de la poesía que irrumpieron en el panorama cultural con tanta fuerza que pronto se convirtieron en el principal referente de la literatura de la NOA. Lo hacen con la fuerza del colectivo y con la certeza de que están fundando algo ”, destaca Martínez Zuccardi, doctor en Letras, profesor e investigador. A lo largo de 1944, La Carpa publicó cuatro cuadernos bimensuales llenos de poemas, cuentos, ensayos, reseñas de libros y exposiciones de arte, e incluso una sección de noticias culturales. El volumen que se presentará el martes en el Centro Cultural Virla (ver nota aparte) reúne estos cuatro boletines. Pero hay mucho mas.
“Ninguna biblioteca tiene todo el material, tenía que ser rastreado. Dos de los cuadernos están en la Facultad, los demás en el Centro Cultural Rougés. Pero faltaba la portada del segundo, en el que se publica ‘Horacio Ponce’, de Juan Figueroa. Al final lo hicimos en Salta, Gregorio Caro Figueroa nos hizo escanear ”, explica Martínez Zuccardi.
La tarea de transcribir todos los textos y poemas, uno a uno, fue interrumpida por una atractiva decisión editorial: que la publicación fuera facsímil. Y es un acierto. El libro tiene el mismo tamaño que los viejos cuadernos de La Carpa (18 x 28 cm), lo que le da al lector la sensación de hojear los originales, con esa tipografía de Garamond tan difícil de encontrar en los años 40, y las ilustraciones exquisitas de artistas como como Ben Ami, Orlando Pierri, José Nieto Palacios, Juanita Briones, José Luzuriaga, Edmundo González del Real y E. Morales Arellano.
Paso a paso
Santiago Bliss, vicerrector de la Facultad, dice que el proyecto tomó forma luego de una conferencia sobre la historia de los municipios, celebrada en Tafí Viejo. Y que pronto coincidieron con Martínez Zuccardi. “Contamos con recursos humanos capacitados para hacer frente a una investigación como esta, tenemos el equipo editorial adecuado. Este contexto permite que una idea emerja y se materialice. La historia de 80 años de la facultad lo hace posible ”, dice Bliss.
El libro está editado por Humanitas, el sello de la Facultad, que Bliss destaca como el más prolífico en nuestro campo. “Tenemos varias líneas, algunas muy ligadas a la actividad académica, otras tienen que ver con el rescate de figuras de la cultura tucumana, incluso publicamos memorias de juicios por crímenes de lesa humanidad”, describe. En el caso de ‘La Carpa’ creo que es una obra de gran interés literario, y que también se convertirá en un valioso material de referencia para los investigadores ”.
El volumen se abre con un estudio preliminar, de Martínez Zuccardi, que analiza varios aspectos fundamentales de la vida del grupo. Uno de ellos, derivado de la polémica, pasó por esa soberbia tan propia de la juventud que les llevó a decir “sabemos que en esta parte del país, la poesía empieza por nosotros”. Y también toca otro punto: el del mito de La Carpa, que se ha incrementado -como es manual- a lo largo de las décadas. En su estudio, Martínez Zuccardi destaca que, en la década de 1950, ya se hablaba del mítico personaje de La Carpa, como una especie de canon que al muy joven Tomás Eloy Martínez le parecía el más exagerado.
A la célebre edición facsímil de los cuadernos -que Martínez Zuccardi considera “libros completos” – le sigue un apéndice, también resumido por la investigadora. Allí se pueden ver fotografías de poetas en su juventud, que no fueron fáciles de obtener; las portadas de libros publicados bajo el sello La Carpa entre 1945 y 1952; ilustraciones aportadas a estos libros por artistas de renombre como Ernesto Scotti, Lino Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Antonio Berni y Lajos Szalay; y una carta manuscrita que envía María Adela Agudo a Nicandro Pereyra. También hay textos relacionados con controversias e historias que involucraron a La Carpa; y las sentidas despedidas de sus excompañeros Raúl Galán, fallecido a los 49 años en un accidente de tráfico. Fragmentos de una entrevista a Julio Ardiles Grey brindan deliciosos toques a la vida interior del grupo.
Protagonistas
Según Martínez Zuccardi, un grupo de alrededor de 40 colaboradores giraba en torno al núcleo poético de La Carpa. Galán perteneció a este centro creativo -que la investigadora señala como líder indiscutible-, Pereyra, Ardiles Gray, Agudo, Raúl Aráoz Anzoátegui, José Fernández Molina, María Elvira Juárez, Sara San Martín y Manuel J. Castilla – que defiende que llegó. con su poesía, a juicio de Martínez Zuccardi-. Entre los muchos “satélites” están Lázaro Barbieri (que llegaría a ser gobernador de Tucumán 20 años después), autor del ensayo “Reforma religiosa y formación de la conciencia moderna”; Juan H. Figueroa, Víctor Massuh, Enrique Kreibhom, Julio Víctor Posse, Omar Estrella y Carola Briones.
Los temas sobre los que giraba la producción de La Carpa –el hombre, la tierra, la región– estaban marcados por el rechazo de lo que consideraban “falsos regionalismos”. Además, el grupo, al que no faltaron periodistas y miembros de la Facultad de Filosofía y Letras, luchó por una conciencia profesional en su labor. Esto se puede ver, señala Martínez Zuccardi-, por la seriedad con la que afrontaron la labor editorial y por su independencia, ya que no se refugiaron en las instituciones de la época. “En este sentido”, agrega, “se puede ver un legado en el trabajo que hacen hoy las discográficas independientes en Tucumán”.
¿Qué pasó con La Carpa? Su vida fue tan brillante como fugaz. En 1946, apenas dos años después de la publicación de los cuadernos, Santiago María Adela Agudo visitó Tucumán cuando notó un “desorden lírico”. Lo cierto es que el fervor empezó a dispersarse, en gran parte también por los caminos que iban tomando quienes formaban el grupo. También hubo una disputa interna, como la que protagonizaron Galán y Pereyra y cuyo epílogo fue el final de la publicación del libro, en 1952.
La brevedad de esta aventura alimentó sin duda el halo mítico que acompañó a La Carpa durante más de tres cuartos de siglo. Por eso, este volumen, con la obra completa, devuelve a La Carpa todo su significado histórico. “Estamos orgullosos del trabajo en equipo, del Departamento de Publicaciones que lidera la Dra. Elena Acevedo y especialmente de Daniel Ferullo, quien estuvo a cargo de todo lo relacionado con el diseño del libro”, enfatizó Bliss.
Martínez Zuccardi resumió en las palabras con las que finalizó su estudio. Habla de lo feliz y honrada que se siente de llevar La Carpa a nuevos lectores. Y concluye que lo hizo convencida del valor de rescatar el legado de La Carpa como factor de construcción de nuestra identidad cultural norte, argentina y latinoamericana.
Presentación
Martes a las 20h en el centro cultural virla
La presentación de “La Carpa-Cuadernos y Boletines de 1944” tendrá lugar el martes a las 20 horas en el Centro Cultural Virla (25 de mayo de 265). Soledad Martínez Zuccardi estará acompañada de las autoridades de la Facultad de Filosofía y Letras: la Decana Mercedes Leal y el Vicedecano Santiago Bliss. Junto a ellos estará la directora del Departamento de Publicaciones, Elena Acevedo de Bomba, mientras que el poeta Gabriel Gómez Saavedra leerá algunos extractos.
El libro fue concebido, producido, diseñado e impreso en la Facultad e inaugura una nueva línea de la editorial Humanitas, la Colección Documentos. El trabajo de digitalización se realizó en colaboración con Invelec y la digitalización de las imágenes a cargo de Javier Bárcena, Lourdes Núñez y Daniel Ferullo. El diseño gráfico y de la portada es de Ferullo, quien también contribuyó con la idea de la edición facsímil.
Un manifiesto contra los “falsos folcloristas”
Los autores de estos poemas nacieron y residen en el norte de la República Argentina, pero no tenemos un mensaje regionalista que transmitir, más que nuestro amor por este pedazo de país donde el paisaje alcanza su apogeo y donde el hombre identifica su sed de deseo. libertad con la misma razón de vivir.
Aquí está más en contacto con la tierra, con las tradiciones y con el pasado, elementos auténticamente poéticos que no son responsables de las secreciones de un cierto nativismo mezquino que esconde su prosa con el injerto de giros regionales y palabras indígenas. Por eso proclamamos nuestro divorcio absoluto de ese florecimiento de “poetas folcloristas” que ensucian las expresiones del arte y el saber popular, utilizándolos como ingredientes suplementarios de su impotencia lírica.
Sacan de la tierra lo más superficial y anecdótico. Preferimos el premio de Poesía buscando las esencias más íntimas del paisaje y estando realmente interesados en la tragedia del indio, que amamos y contemplamos como vecino, no como elemento decorativo.
No les debemos nada a los falsos “folcloristas”. Sabemos que en esta parte del país la poesía comienza con nosotros.
(Extracto del prólogo de la “Exposición colectiva de poemas”, en la tercera sección)
source https://lacritica.com.ar/2021/11/28/la-carpa-vuelve-con-la-potencia-de-aquellos-anos-juveniles/
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