Ortega Peña en el Congreso.
A mediados de julio de 1974 el entorno del diputado Rodolfo Ortega Peña le había recomendado que redujera su exposición pública y reforzara su seguridad, a lo que respondió: “la muerte no duele”. Un 31 de julio del mismo año sería sangrientamente asesinado, en pleno centro porteño, por la Triple A en lo que fue uno de los tantos sucesos violentos que marcó la década de los 70s. Cómo se gestó su asesinato y por qué su militancia sería su condena.
Rodolfo Ortega Peña nació el 12 de septiembre de 1936 en el seno de una familia pudiente y antiperonista de Buenos Aires, se recibió a los 20 años de abogado mientras cursaba en simultáneo la carrera de Filosofía. Fue en la universidad donde dio sus primeros pasos en la militancia política como miembro de la Federación Juvenil Comunista.
Su acercamiento con el peronismo llegó tras el derrocamiento de Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, militó por la vuelta del líder y apoyó la candidatura de Andrés Framini en la Provincia de Buenos Aires. En ese tiempo conoció a Eduardo Luis Duhalde con quien luego dirigiría la revista Militancia. Durante la década del 60 dictó cursos de política e historia en la CGT y ejerció la abogacía defendiendo a presos políticos y causas sindicales.
Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña.
Fue parte de la comitiva que acompañó a Perón en el vuelo que lo trajo de regreso al país tras 17 años de exilio en noviembre de 1972. Entre los que acompañaron al viejo líder se encontraba José López Rega. Participó de la campaña electoral del ’73 apoyando a la fórmula Cámpora-Solano Lima y fue durante esos meses que el estudio que tenía con Duhalde en la calle Rodríguez Peña sufrió un atentado con una bomba.
El 13 de marzo de 1974, ya con Perón al poder, asumió como diputado nacional. Al momento de la jura de su banca lo hizo con palabras que darían cuenta de sus ideales revolucionarios: “La sangre derramada no será negociada”, en clara referencia a la Masacre de Trelew, y prometiendo “ser fiel al mandato popular del peronismo, convencido de que primero está la patria, luego el movimiento y por último los hombres. Trataré muy humildemente de colocar esta banca al servicio del pueblo peronista, de los trabajadores oprimidos y de todos aquellos argentinos que quieren ver una Argentina realmente liberada”.
Ortega Peña en una marcha de obreros de la fábrica Insud.
En su labor de diputado buscó la difusión de los conflictos obreros, aumentar los vínculos con el Peronismo de Base, el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) al mando de Mario Santucho y se convirtió en uno de los principales denunciantes de los manejos de la Triple A que comenzaba a ganar terreno y estaba a punto de hacer su “aparición” pública.
La Alianza Anticomunista Argentina, conocida como Triple A, fue un grupo parapolicial liderado por el Ministro de Bienestar Social, López Rega que persiguió y asesinó a artistas, sacerdotes y religiosos, intelectuales, sindicalistas, historiadores, estudiantes y políticos de izquierda que actuó entre 1973 y 1976. En 2006 sus acciones fueron catalogadas como delitos de lesa humanidad por el juez federal Norberto Oyarbide, fallo confirmado por la Cámara Federal en 2008. El “Pelado” como le decían a Ortega Peña se había transformado en el blanco número 1.
Ataque de la Triple A a Ortega Peña en pleno centro porteño.
El cuerpo de Ortega Peña junto a Di Tella.
Casi un mes después de la muerte del General Perón, el entonces diputado fue emboscado en la intersección de Carlos Pellegrini y Arenales por un comando de la Triple A, en un operativo dirigido por el subcomisario de la PFA Rodolfo Almirón, recibiendo más de veinte balazos (ocho de ellos en la cabeza) que terminarían con su vida. El diario Noticias recreó los últimos momentos que desembocaron en el trágico hecho:
“Ortega abandonó el Congreso y acompañado de su esposa, Elena Villagra de Ortega Peña, se dirigió caminando por Callao hasta avenida Santa Fe. Luego de cenar en un restaurante de la zona, abordaron un taxímetro en la intersección de Santa Fe y Río Bamba. Era un Siam Di Tella, patente C371.002, guiado por Santos Vilella; el coche que en definitiva, conduciría a Ortega Peña al lugar de su trágica muerte.
Según el informe oficinal, eran exactamente las 22.25, cuando el taxímetro, luego de transitar por avenida Santa Fe y tomar por Carlos Pellegrini, se detuvo en el cruce de esta calle con Arenales esperando que el semáforo diera paso.
Apenas cruzó Arenales, el coche se detuvo casi sobre la senda peatonal y en doble fila, ya que sobre el cordón estaba estacionado un Citroen y un Fiat 600 rojo”.
Cortejo fúnebre en el último adiós al diputado.
La noticia de circuló con una llamativa velocidad. Según consigna el matutino La Nación “eran exactamente las 23.35 cuando en el Senado comenzó a circular la información de la muerte del diputado”: diez minutos después de consumado el crimen. El asesinato de Ortega Peña sacudió al país entero y su velorio, realizado en la Federación Gráfica Bonaerense, fue un desfile incesante de miles de personas que terminó en una represión con más de 400 detenidos.
Ortega Peña fue velado en la Federación Gráfica Bonaerense.
El crimen de “El Pelado” Ortega Peña marcó el inicio de una violenta escalada en el accionar de la Triple A y su nombre se sumaba a la trágica lista de una generación de los 70s que se había embarcado en una guerra de un todo contra todos, una guerra donde cada uno estaba convencido de su lucha sin mediar consecuencias. Todavía quedaría más sangre por derramar, todavía quedaban capítulos por escribirse cuya tragedia sería incalculable.
Por Yasmin Ali
*Tw: @Yas_Friends
La entrada El asesinato de Ortega Peña: una feroz balacera en pleno centro porteño y la “presentación en sociedad” de la Triple A se publicó primero en La Crítica.
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