En su mayoría son de otra generación, una que ha visto la llegada y difusión de los medios tecnológicos pero tiene cierto recelo a usarlos. “No es para mí” o “ya estoy grande para aprender” son algunas de las frases que más escuchamos de ellos. O mejor dicho, lo eran, ya que con la pandemia muchos tuvieron que dejar miedos o prejuicios y sumergirse en el desconocido mundo del internet. También están los otros, los más jóvenes, que vivieron de cerca la transformación tecnológica y este traspaso a la virtualidad se les dificultó menos.
Lo cierto es que todos los abuelos tuvieron que ponerse manos a la obra para seguir en contacto con sus nietos: por ejemplo, de usar sólo Whatsapp, ahora se convirtieron en especialistas en videollamada, con casi un master en Zoom y Meet. Por supuesto, también están los que tuvieron que aprender de cero y celebran ya sus pequeños logros. Por eso hoy, nos cuentan cómo se enfrentaron a la virtualidad y qué aprendieron en la pandemia.
Un nuevo lenguaje
Rosana Herrera de Forgas (64) se considera una abuela virtual, puesto que sus nietos viven en Salta. “En el día a día, el compartir o hacer las cosas que los demás abuelos pueden hacer, yo sólo lo hago por teléfono”, resume. Tiene tres nietos, de 12, nueve y tres años, a los que veía frecuentemente hasta que llegó la covid-19. “Para el más chiquito soy ahora una imagen en la pantalla. Si bien compartimos y estamos todos los días, para mi es como una película; durante la pandemia se hizo más necesaria la frecuencia de las videollamadas, se hizo más necesario el estar más presentes, por temor a que al día siguiente uno no estuviese. Lo único que ha logrado la pandemia es que vea a mis nietos más que antes”, remarca.
La “abu-virtual” se muestra preocupada porque ahora todo el contacto es online y eso es lo único que conoce Bautista, su nieto más pequeño. “La mitad de su vida la pasó viendo a sus abuelos sólo por una pantalla. No sé cómo influirá el día que nos encontremos -explica-; tengo expectativas altas de si cuando nos veamos va a poder proyectar esa imagen y la voz del teléfono en la persona que tenga enfrente”
Rosana encuentra puntos positivos en cuanto a la tecnología y la pandemia: “hemos tenido que aprender a manejar Zoom y Meet -resalta-; las personas mayores hemos tenido que acomodar un poco la cabeza para empezar a entendernos y hablar un lenguaje que antes no formaba parte de nuestro vocabulario. Ahora todo el mundo te dice ’hagamos un Meet’ o te mandan el link… Estamos incorporando un lenguaje tecnológico nuevo”
Existe la creencia de que un abuelo, en general, no puede saber de tecnología. Lo cierto es que muchos de ellos ya habían entrado en este mundo pre-pandemia y ahora tuvieron muuucho tiempo para practicar. “Hago videollamadas, saco fotos, intento agendar a gente amiga… Lo que no me gusta mucho es mandar Whatsapps, porque me expreso mejor hablando por teléfono”, cuenta Irene Isabel Hernandez (80). En casa empezó a hacer videollamadas y a ver estados de Whatsapp para poder ver qué publicaba su familia y estar en contacto con sus seres queridos en otras provincias. Además -cuenta Milagro, su nieta- en cuarentena empezó a utilizar canales de Youtube para hacer tai chi y ejercicio. “Por ahí salís a la mitad de la siesta y está ella parada en la cocina haciendo ejercicios bien suaves”, narra la joven.
“Cuando me desocupo de mis tareas diarias es (el celular) una diversión, veo series y me entretengo. Y, si tengo alguna duda, trato de buscar ayuda -subraya-; uno va aprendiendo cuando tiene dudas y no se queda con ellas, sino que trata de averiguar como es… Así se aprende”, resalta. Por suerte y con ayuda de sus nietas, se vuelve cada vez más experta en tecnología. “Todo se aprende en la vida, nada más que la juventud lo hace con mayor rapidez y a la persona mayor le cuesta. Pero sin intentás y perseverás, seguro vas a aprender” finaliza.
Aprender de cero
Hay muchos abuelos que tuvieron que empezar desde lo básico. Seguramente antes de la covid-19 no se habían interesado en la virtualidad, pero con la llegada del virus, debieron comenzar de cero. Este es el caso de María Julia Correa (75), que siempre fue reacia a la tecnología, hasta hace poco que su nieto Agustín le regaló un celular para comunicarse. “Cuando él era chico yo lo traía de Buenos Aires y lo cuidaba unos meses, Tengo otros nietos pero él es el que más estuvo conmigo, por eso me regaló el celular, para vernos”, explica la abuela, que se alegra al contar que ya aprendió lo básico. “Le estoy tomando confianza. Lo prendo, aprieto una flecha y marco -cuenta-; pero todavía no puedo hacer videollamadas con mi nieto.”
María Julia comenta que desea entender mejor su celular para poder acompañar en la distancia a sus nietos que viven en Buenos Aires. “Yo soy muy sensible y me gusta ser muy dada, darle consejos a la juventud, a mis nietos e hijos, para que sean buenas personas, honestas y amables. Me gustaría aprender más para aconsejarlos, hoy más que nunca. Sé que lleva tiempo, pero estoy dispuesta y tengo tiempo para sentarme y aprender”. Lo que le dificulta practicar es que vive sola, así consulta con su familia cuando la visitan. “Tengo buenos vecinos pero resulta que me siento avergonzada a mi edad, con todo lo que soy, de decirle a una vecina que me enseñe”, admite.
FuenteLa Gaceta
La entrada Abuelos y tecnología: qué aprendieron en pandemia se publicó primero en La Crítica.
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